¿Sabías que Juana de Arco murió por hablar con Dios?
Juana De Arco, virgen y mártir
Montse
la Orden de Ayala 95.- Juana de Arco (1412), conocida también como la Doncella de Orleans, no es una Santa venerada en España, pero en Francia es la patrona de
los soldados y del país por marcar un antes y un después de la historia del mismo.
Hija
de campesinos, siendo muy niña comienza a escuchar voces que le dicen que su cometido de vida es llevar a las tropas de Francia a la
victoria contra los ingleses y que debe transmitir un mensaje al
rey.
Juana, por miedo a que no la crean guarda silencio durante un
tiempo, pero las voces son cada vez más insistentes y se presentan
así mismas como San Miguel Arcangel, Santa Margarita y Santa Catalina
y empieza a ver además como resplandores.
Asustada lo pone en
conocimiento de sus mayores y su padre la lleva a ver a un capitán
del ejército que, claro está, no la cree.
Pasados unos días, Juana
predice una derrota de las tropas y cuando sucede, llega a oídos del
rey, que hace llamar inmediatamente a Juana. Ella
le transmite al rey el mensaje de Dios, de ponerla al frente de sus
tropas, para guiar a Francia a la victoria contra los ingleses. El rey toma la decisión de mandarla a
liderar a los soldados franceses en la batalla, llevando como estandarte una bandera con el nombre de Jesús y María y con la imagen de la Santa Cruz. Juana trae a Francia a cabo el cometido de Dios y gana la Guerra de los Cien Años a los ingleses.
Tristemente
en esa época, como en esta, las envidias y los celos hacen que muchos que
antes la apoyaban ahora, por miedo a que se haga más poderosa, la
injurian y la hacen pasar por bruja, aludiendo que embrujaba a los
soldados ingleses para así ganar.
Juana
es sentenciada por bruja y hereje a la peor de las muertes, quemada viva. El 30 de mayo de 1431, con solo 19 años de edad, es quemada viva en la Plaza del Mercado de la ciudad de Ruan. Atada de manos y pies, muere lentamente rezando y mirando un crucifijo que un monje que allí
estaba llevaba consigo.
Años
después la familia de Juana pidió que se repitiera el juicio y fue
llevado al Vaticano para ser valorado. El Santo Padre, el Papa Calixto III, consideró que la muerte de Juana De Arco fue una muerte injusta. El rey declaró la inocencia de Juana
después de muerta y la eximió de toda culpa 30 años después de su merte. Y
es canonizada en 1920.
En 1920 fue proclamada Santa por el Papa Benedicto XV. Su
fiesta es el 30 de mayo, día de su muerte, y otorga a todo aquel que lo necesite
protección y valentía.