El periodo del solsticio de verano era demasiado importante en los ritos precristianos por lo que no pudo erradicarse, como pasó con otros cultos. Así que se fue consolidando como práctica sincretista en las que las creencias típicas paganas convive con el culto cristiano. Por ello la elección cristiana de dedicar el 21 de junio a San Juan, para superponer su devoción a las creencias paganas. Los rituales relacionados con la festividad de San Juan han mantenido su propia vitalidad y conservado algunas características invariables, sobre todo el fuego y la participación colectiva en una hoguera, saltando sobre las llamas como acto purificador.
Esta noche mágica es aprovechada para todo tipo de rituales de renacimiento.
Gonzalo. La orden de Ayala.
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