miércoles, 15 de febrero de 2017

“El Vaso de agua y la Espiritualidad”


“Más allá del mundo corporal, morada de los espíritus encarnados que somos los seres humanos, existe el mundo espiritual, donde están los espíritus desencarnados” Allan Kardec “El libro de los Espíritus”.


Todos nosotros tenemos un cuadro guía espiritual. Vale decir una serie de seres desencarnados que por afinidad espiritual nos acompañan en el día a día; algunos desde nuestro nacimiento otros que en el camino se van incorporando. Familiares fallecidos, antepasados, por ejemplo africanos, indios. Estos espíritus son un reflejo de lo que fueron en vida; mantienen el mismo grado de moralidad, inteligencia que cuando estaban encarnados. Trabajan con nosotros con la finalidad de evolucionar y perfeccionarse; alcanzar la iluminación como decimos en palabras conocidas. 

Cuando encendemos una vela con un propósito espiritual, establecemos un contacto con estas entidades. La vela es un punto de llamado, abre un portal en el astral, es un faro guía que inclusive a muchos kilómetros de distancia puede ser percibida por una entidad.
Explicado de manera muy sencilla, para ayudar a canalizar estas espiritualidades y establecer una mejor comunicación, ofrecemos y colocamos un vaso de agua junto a las velas. Es una atención básica que permite “refrescar y calmar la sed” de estos muertos que nos asisten. El vaso de agua también actúa como un filtro atrapando las negatividades; por lo tanto, nuestros pedidos serán mejor escuchados y ejecutados de manera más rápida.
Haga el experimento… Un día jueves, sobre un mantel blanco ponga un vaso de agua transparente dedicado a su cuadro guía espiritual junto a una vela blanca. Y hable que de seguro más tarde o más temprano le responderán.


Víctor M. Peterssen
Omó Obbatalá 
La Orden de Ayala, Francisco Silvela.

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