“El Vaso de agua y la Espiritualidad”
“Más allá del mundo corporal, morada de los espíritus encarnados que somos los seres humanos, existe el mundo espiritual, donde están los espíritus desencarnados” Allan Kardec “El libro de los Espíritus”.
Todos nosotros
tenemos un cuadro guía espiritual. Vale decir una serie de seres
desencarnados que por afinidad espiritual nos acompañan en el día a
día; algunos desde nuestro nacimiento otros que en el camino se van
incorporando. Familiares fallecidos, antepasados, por ejemplo
africanos, indios. Estos espíritus son un reflejo de lo que fueron
en vida; mantienen el mismo grado de moralidad, inteligencia que
cuando estaban encarnados. Trabajan con nosotros con la finalidad de
evolucionar y perfeccionarse; alcanzar la iluminación como decimos
en palabras conocidas.
Cuando encendemos
una vela con un propósito espiritual, establecemos un contacto con
estas entidades. La vela es un punto de llamado, abre un portal en el
astral, es un faro guía que inclusive a muchos kilómetros de
distancia puede ser percibida por una entidad.
Explicado de manera
muy sencilla, para ayudar a canalizar estas espiritualidades y
establecer una mejor comunicación, ofrecemos y colocamos un vaso de
agua junto a las velas. Es una atención básica que permite
“refrescar y calmar la sed” de estos muertos que nos asisten. El
vaso de agua también actúa como un filtro atrapando las
negatividades; por lo tanto, nuestros pedidos serán mejor escuchados
y ejecutados de manera más rápida.
Haga el experimento…
Un día jueves, sobre un mantel blanco ponga un vaso de agua
transparente dedicado a su cuadro guía espiritual junto a una vela
blanca. Y hable que de seguro más tarde o más temprano le
responderán.
Víctor M. Peterssen
Omó Obbatalá
La Orden de Ayala, Francisco Silvela.
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